El nistagmo es más común de lo que parece, aunque muchas veces pasa desapercibido. Se trata de un movimiento repetitivo e involuntario de los ojos que puede ir desde un leve temblor hasta un movimiento más marcado. No lo provocamos, no se puede controlar, y aunque a simple vista no siempre se nota, sí influye en cómo vemos y nos movemos en el día a día.
Hay quienes nacen con él y aprenden a convivir desde pequeños. En otras personas, aparece con el tiempo y puede estar avisando de que ocurre algo más. Por eso, entenderlo es clave para saber si necesita tratamiento o simplemente seguimiento.
¿Cómo se nota en el día a día?
Muchas personas con nistagmo tienen la sensación de que “todo se mueve”, incluso estando quietas. Les cuesta fijar la vista, leer sin cansarse o seguir una línea de texto sin perderse entre las líneas.
A veces, giran un poco la cabeza sin darse cuenta, buscando el ángulo desde el que ven mejor. Y aunque parezca un detalle sin importancia, esos pequeños gestos terminan afectando a la vida cotidiana, especialmente si el nistagmo no está diagnosticado.
Causas más frecuentes del nistagmo
El nistagmo puede tener distintos orígenes. En algunos casos es congénito, es decir, está presente desde el nacimiento o aparece en los primeros meses de vida. En estos niños, muchas veces se asocia a otros problemas visuales como albinismo, cataratas congénitas o defectos en la retina.
Cuando aparece con el paso del tiempo, hablamos de nistagmo adquirido. En estos casos, puede deberse a causas neurológicas, problemas del oído interno, consumo de ciertos medicamentos o incluso traumatismos craneales. A veces, también puede aparecer por estrés o fatiga visual, aunque es menos frecuente.
No siempre es fácil encontrar la causa exacta. Por eso, una revisión completa por parte de un equipo experto, ayuda a descartar otras patologías y a entender mejor su origen.
Tipos de nistagmo
No todos los nistagmos se comportan igual. Según cuándo aparece y cómo se mueve el ojo, distinguimos varios tipos.
- Nistagmo congénito: aparece en los primeros meses de vida. Aunque el niño no suele ser consciente de que ve mal, puede tener dificultades para fijar la mirada. Además, es común que mantenga la cabeza en una posición concreta para ver mejor.
- Nistagmo adquirido: es más frecuente en adultos y, a menudo, se empieza a manifestar con visión inestable, mareo o vértigo.
- Espontáneo o inducido: en algunas personas, el movimiento aparece solo al mirar en ciertas direcciones o tras estímulos concretos, como luces o movimientos bruscos.
¿Qué síntomas provoca?
El nistagmo no siempre provoca dolor, pero sí incomodidad visual. Los síntomas varían según el tipo y la intensidad del movimiento ocular.
Algunos pacientes lo explican como una visión “que tiembla”, y todo estuviera en constante movimiento. Otros notan que no pueden fijar bien los ojos o que se marean al leer o caminar por zonas con muchos estímulos visuales.
En los niños pequeños, puede manifestarse como falta de atención visual, inclinaciones de cabeza o retraso en el desarrollo de la visión. En adultos, puede generar inseguridad al conducir, leer o incluso mantener el contacto visual con otra persona.
Detectarlo a tiempo y ponerle nombre es el primer paso para que la persona sepa que hay tratamientos para solucionar su problema, y que desde Clínica Antonio Moreno podemos ayudarle.
Diagnóstico y tratamiento del nistagmo
El diagnóstico comienza por una exploración completa: evaluar el tipo de movimiento ocular, cuándo aparece, en qué dirección se mueve el ojo y cómo afecta a la visión. A veces se complementa con pruebas neurológicas, análisis de la función del equilibrio o pruebas de imagen.
En cuanto al tratamiento, no existe una única solución válida para todos. En algunos casos, basta con corregir el problema visual asociado, y en otros, se valora el uso de prismas, técnicas de reeducación visual o cirugía, según el caso.
También existen terapias farmacológicas y, en algunos pacientes, tratamiento neurológico si se identifica una causa más profunda. Lo más importante es que el abordaje sea personalizado y que se adapte a la edad, al estilo de vida y a las necesidades de cada uno.
¿Tiene complicaciones si no se trata?
Dejarlo pasar sin una valoración médica puede complicar a largo plazo el tratamiento. El problema no suele desaparecer solo, y puede afectar a la calidad visual, al equilibrio o incluso al desarrollo motor en los más pequeños.
Además, hay casos en los que el nistagmo es solo un síntoma de algo más. Puede estar relacionado con el sistema nervioso, con el oído interno o con alteraciones visuales que requieren atención y seguimiento por profesionales. Por eso, no es conveniente pensar que ya se irá o que es algo normal.
Una revisión a tiempo evita complicaciones y permite seguir el tratamiento que más se adecue a cada caso.
¿Cómo te ayudamos?
En Clínica Antonio Moreno nos tomamos el tiempo necesario para escuchar lo que sientes y cómo te afecta en tu día a día. No se trata solo de mirar el movimiento del ojo, sino de entender todo el conjunto.
Valoramos cada caso de forma individual, con pruebas específicas y una evaluación completa para descartar otras causas. Y si se confirma el diagnóstico, te acompañamos en todo el proceso: desde las opciones de tratamiento hasta el seguimiento, con la atención cercana y clara que mereces.
Nuestro objetivo no es solo mejorar tu visión, sino que vuelvas a mirar el mundo con más seguridad.
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